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Parroquia Nuestra Señora de la Merced

2018

Muchas gracias Señor de La Merced

En este año 2018 que ahora comenzamos, lo hacemos con el convencimiento de que el Señor habrá mostrado ya su rostro misericordioso a cuantos por edad, enfermedad o accidente nos abandonaron este último año, dejándonos su testimonio de fidelidad y devoción al Él y a su Santísima Madre.

Todos ellos, desde el anonimato común a los devotos del Señor, o desde la posición de servicio que en algún momento tuvieran, son ya para todos nosotros testigos y ejemplos de amor a Jesús de La Merced y a la Madre de Dolores. Descansen en paz.

Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Misericordioso hasta la milésima generación, que perdona culpa, delito y pecado (Ex34, 5-7). De esta manera se define Dios ante Moisés cuando éste le suplica que perdone los pecados de su pueblo, que ha desconfiado de Dios haciéndose un becerro de oro.

Por encima de todos los atributos que le podamos dar a Dios (omnipotente, omnipresente…) estos son los que con más exactitud muestran sus entrañas. En Cristo se nos ha revelado Dios, de modo que ya no es ningún misterio indescifrable, ya podemos conocer y pronunciar su nombre, podemos contemplar su rostro, su gloria, la felicidad de todos sus hijos. No es el que está contra nosotros, sino a favor nuestro, no quiere el “valle de lágrimas”, sino el mundo en el que habite la justicia y florezca la paz.

El libro del Éxodo narra cómo Moisés en el peregrinar por el desierto hacia la tierra prometida al establecer el campamento a cierta distancia levantaba la tienda de Dios, llamándola “Tienda del Encuentro”, donde él hablaba con Dios, y Dios con él. Cuando salía de ella la piel de la cara de Moisés estaba radiante, llena de juventud y belleza. Dios le devolvía en cada encuentro la gracia de la salvación.

Cristo ha establecido su tienda entre nosotros, no fuera de nuestra vida, así lo expresa san Juan en el prólogo de su evangelio, y ya no tenemos que alejarnos de ella para encontrar a Dios. El templo de La Merced es nuestra “Tienda del Encuentro”, donde hablamos con Dios, y Él con nosotros, donde su gracia fortalece nuestra debilidad, su misericordia borra nuestros pecados, y sus ojos nos dan la vida. Entramos con las arrugas del pecado y la miseria que desfiguran nuestra condición de hijos suyos para encontrar la compasión y la misericordia del Señor, y salimos con el alma resplandeciente, llena de juventud y belleza para amar con la misma misericordia y compasión.

Las páginas de este pequeño libro cuaresmal exaltan la presencia de Jesús de La Merced en momentos de tragedia y desgracia. Líneas históricas que describen con soltura y respeto la protección del Nazareno sobre su pueblo guatemalteco. Templo y casa del Patrón Jurado, casa de historia, arte y devoción perpetua, paredes y altares llenos de vida, no para lamentar el pasado sino para vivir el presente y ver el futuro sabiendo que el amor de Dios reconforta, consuela, y llena los corazones de esperanza y fortaleza.

El agradecimiento al Lic. Walter Enrique Gutiérrez Molina por ilustrarnos y darnos la facilidad de comprender esas etapas vividas y sentidas por los devotos de Jesús de La Merced en momentos de angustia cuando la tierra tembló y lo único que pudieron pronunciar desde el alma fue: ¡Santo Dios! ¡Santo Fuerte! ¡Santo Inmortal!

Guatemala, 14 de febrero de 2018

P. Orlando José Aguilar Castrillo, S.J.

Párroco de Nuestra Señora de la Merced y Encargado General del Culto

de Jesús Nazareno y Santísima Virgen de Dolores.

2018

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